viernes, 14 de agosto de 2009

Taller internacional de arquitectura, Quito 2009

El taller internacional de proyectos celebrado entre los días 1 y 8 de julio de 2009, previo al Congreso de Quito, LA CIUDAD VIVA COMO URBS ha dejado momentos únicos. Cuatro equipos de estudiantes y profesores de la Facultades de Arquitectura de la Universidad de Cuenca, San Francisco de Quito y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la Escuelas de Arquitectura de las universidades de Granada, Málaga y Sevilla, han trabajado en la elaboración de otras tantas propuestas sobre una de las áreas más controvertidas de la ciudad, la Quebrada de Jerusalén, límite natural y administrativo del centro histórico.
Este taller ha sido promovido por la cooperación en Ecuador de la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio.
Desde su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1978, el centro histórico de Quito es un espacio urbano de casi 400 hectáreas, cuya recuperación ha sido uno de los objetivos prioritarios del país, por lo que planes de desarrollo y de construcción han ido sucediéndose y superponiéndose con la intención primordial de recuperar un patrimonio edificatorio y de espacios públicos de alto valor arquitectónico. Estas labores, a diferencia de otras políticas de recuperación llevadas a cabo en Latinoamérica, han querido basar sus cimientos en el compromiso, el consenso y la participación ciudadana. Esta enorme tarea, considerada desde el momento de la declaración como fundamental, debe entenderse, no sólo como el hecho físico de la recuperación formal y espacial del medio, sino, y sobretodo, como un ejercicio vital de recuperación de la identidad nacional y el afloramiento del imaginario colectivo.
El taller ha centrado su mirada en uno de los bordes naturales de ese centro histórico, la antigua Quebrada de Jerusalén por donde discurrían torrenciales las aguas del Machángara, hoy , completamente urbanizada y convertida en la avenida 24 de Mayo, prácticamente cubierta por siglos de rellenos y expectativas frustradas. En este lugar, donde la cuadrícula debió asumir su fracaso, afloran situaciones límite de gran impacto social, límites urbanos, atrofias, superposiciones, especulación… todo ello formalizado con elementos que a veces alcanzan una belleza plástica inusitada.
Justo aquí, donde los problemas se vuelven oportunidades, es posible imaginar nuevas relaciones, nuevas situaciones, cuya trascendencia supera los límites del espacio de trabajo para convertirse en referente metropolitano, al tiempo que, con sencillas operaciones de microcirugía no sustitutiva, lograr activar, aún más, la vida del casco histórico, con inyección de renovadas energías.
Aquí puede verse uno de los cuatro trabajos presentados, el del taller B, que deja nueva constancia del buen estado de salud de nuestras escuelas de arquitectura.